Osvaldo Coggiola
El dato principal de las elecciones brasileñas del 3 de octubre fue el elevado número de votos anulados, en blanco y abstenciones, totalizando casi 27% (más de 33 millones y medio). Los 46,9% (47,65 millones) de Dilma Roussef, candidata oficialista, se transforman así en aproximadamente 35% del padrón electoral total (136 millones). En las semanas previas, sin embargo, se le adjudicaban más de 50% de los votos válidos emitidos (más exactamente 52%, o 47% del padrón total, según Datafolha, un porcentaje del que Dilma se alejó nada menos que el 12%, o sea, más de 16 millones de electores?). Por el mismo procedimiento, los 33,1 millones de votos del ?opositor? José Serra (32,6% de los votos válidos emitidos), quedan reducidos a poco más del 20% del padrón electoral total, lo que no impidió al ex intelectual paulistano ?agradecer a Dios?, éste el gran protagonista de las elecciones (a través de sus concesionarios autorizados en Brasil, la jerarquía católica y los ?obispos? de las empresas evangélicas). El Secretario de Comunicación del PT, André Vargas, acusó a Serra de ser ?anticristiano? porque, cuando era Ministro de Salud (bajo el gobierno de Fernando Henrique Cardoso), introdujo la ?píldora del día siguiente? en las farmacias.
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