Ya a punto de concluir el año, comparto esta nota que acaba de ser recogida por varios periódicos digitales sobre lo que se puede esperar de los anuncios de Barack Obama en relación a Cuba.

(Por Atilio A. Boron) Escribimos estas líneas con la inmensa alegría que nos produjo la exitosa culminación de la campaña que el pueblo y el gobierno de Cuba lanzaron para repatriar a los cinco luchadores antiterroristas injustamente encarcelados por la “justicia” de los Estados Unidos, que jamás se preocupó por enjuiciar a connotados y confesos terroristas como Orlando Bosch y Luis Posada Carriles o a un financista  y ejecutor de atentados terroristas como Jorge Mas Canosa. Refiriéndose a “Los 5” Fidel dijo en su momento “volverán” y volvieron; como antes, en el incidente del niño Elián González, cuando también aseguró que Elián volvería a Cuba, y volvió. Dicho esto quisiéramos compartir una reflexión sobre las razones que explican el cambio en la política exterior de Estados Unidos en relación a Cuba y lo que esto podría significar para la Isla y América Latina y el Caribe.
El absoluto fracaso de más de medio siglo de bloqueo y agresiones es uno de los factores más evidentes que originaron el viraje de Washington. La Revolución Cubana resistió a pie firme, dignamente y sin concesiones, tamaña agresión y al final del día el Goliat del planeta tuvo que reconocer su derrota, algo que muy rara vez hace  la siempre arrogante superpotencia. Lo hizo el presidente Barack Obama en su discurso y de modo todavía más enfático su Secretario de Estado, John Kerry, cuando al pronunciar el suyo, un par de horas más tarde, dijo que “durante medio siglo aplicamos una política para aislar a Cuba y los que terminamos aislados fuimos nosotros.” Claro está que otros factores también jugaron un papel: la intervención del Papa Francisco fue mucho más allá de una piadosa exhortación o una “gestión de buenos oficios”, tal como convencionalmente se la entiende. Fue una mediación en donde la influencia papal para arribar a un acuerdo parece haber sido más  gravitante que lo normal en este tipo de mediaciones. El tiempo permitirá calibrar con precisión las características de esa gestión. Además, el reiterado repudio que la política del bloqueo cosechaba año tras año en la Asamblea General de las Naciones Unidas, e inclusive en el seno de la OEA, fue debilitando la firmeza de la política anticubana. Otro factor fue la honrosa insistencia de los países latinoamericanos y caribeños sin excepción para exigir el fin del bloqueo y la liberación de “Los 5”. El papel de la UNASUR y la CELAC también fue de importancia para precipitar esta reorientación de la política de la Casa Blanca. Pero lo que a nuestro juicio fue decisivo para producir este viraje fue el cálculo geopolítico realizado por los estrategas del imperio, que recomendaba acabar con una política que no sólo era inefectiva -como las torturas de la CIA, según el reciente Informe del Senado- sino que además era contraproducente para garantizar la seguridad nacional estadounidense en momentos tan críticos como el que actualmente atraviesa el sistema internacional. En las páginas que siguen trataremos de desarrollar en cierto detalle este argumento.

Doutora em História Social pela UFF e professora do Departamento de História da UFRJ

Artigo publicado em Revista de História & Luta de Classes - Rio de Janeiro, ADIA, nº 2, fev/2006, p. 119-127

Como é sabido, em 1930, ocorreu a adesão de Luiz Carlos Prestes ao PCB (denominado naquele período Partido Comunista do Brasil), consubstanciada no seu ?Manifesto de Maio? [1], em que o então famoso ?Cavaleiro da Esperança? tornava pública sua identificação com as principais teses programáticas do PCB. A partir de então ? dadas as conhecidas limitações do pequeno e clandestino PCB -, a repercussão alcançada pelas propostas dos comunistas será, em grande parte, decorrência do prestígio de Prestes e da publicidade que a influência do ?Cavaleiro da Esperança? lhes proporcionará.

Para melhor entender esse controvertido episódio, torna-se necessário retroceder no tempo e reportar-se à trajetória anterior de Luiz Carlos Prestes, reconhecidamente a principal liderança não só da Coluna Prestes, como do tenentismo, no final da década de 1920.

A 3 de fevereiro de 1927, a Coluna Prestes encerrava seu périplo de 25 mil quilômetros  pelo Brasil, exilando-se em território boliviano sem ter sofrido nenhuma derrota. Também conhecida como Coluna Invicta, a Marcha, que constituiu o momento culminante do movimento tenentista, deu projeção tanto nacional quanto internacional a Luiz Carlos Prestes. A partir de então ele ficaria conhecido como o ?Cavaleiro da Esperança?.[2]

Doutora em Economia e História Social, professora de História do Brasil na UFRJ e autora dos livros A Coluna Prestes (Ed. Brasiliense,1991, 3ª ed.) e Os Militares e a Reação Republicana (As Origens do Tenentismo) (Ed. Vozes, 1994).

(A propósito do filme documentário ?O Velho - A História de Luiz Carlos Prestes?)*

Se concordamos com Norberto Bobbio, quando ele afirma que ?esquerda? e ?direita? constituem a ?grande divisão?, hoje ?mais viva do que nunca? na ?história da luta política na Europa do último século? , temos um ponto de partida para tentar explicar as novas estratégias da direita atual. Visando defender de maneira mais eficaz  os interesses dos setores sociais que representa - principalmente o grande capital internacionalizado -, a direita dos anos noventa apela para novos expedientes, mais adequados aos tempos de hoje, ou seja, ao período histórico caracterizado por Eric Hobsbawm como o fim de uma era e o início de outra.

Vivemos um momento histórico, em que, dada a derrota sofrida pelo ?socialismo real?, em particular no Leste europeu, os interesses do grande capital internacionalizado passaram a dominar o mundo de maneira indivisível, sem ter quem lhe possa oferecer uma resistência eficaz. Como é assinalado por James Petras, ?o Ocidente está fazendo anexações e ocupações político-militares de longo prazo de uma forma nunca vista desde a era colonial?.0  Haja vista a Guerra do Golfo, em 1991, levada adiante contra o Iraque pelas grandes potências imperialistas.